Entrevistas

Alberto es otro más de los que probablemente por tradición familiar se vio inmerso en el mundillo de la peluquería. Se lo tomó como un auténtico profesional, aprendiendo y formándose constantemente y haciendo caso también de los consejos y experiencia que le transmitieron su madre y su tía en la peluquería que dirigían.

1.- Alberto, cuéntanos por qué te dedicaste a esta profesión y qué es lo que fue determinante para ello.
Al cumplir 14 años mi madre me llevo a la Academia Miguel Íscar. Allí compatibilizaba las clases de peluquería con los estudios de B.U.P. Más tarde me apunté al I.E.S Ramón y Cajal para completar mis estudios de peluquería. Después estuve de peluquero en el cuartel de Medina del Campo y ya a partir de ese momento siempre he estado trabajando de peluquero en Valladolid, excepto un tiempo, algo menos de un año, que estuve también en Tenerife. Pero siempre con mucha ilusión y con muchas ganas de seguir creciendo.

2.- ¿Qué método o criterio te guía o te parece importante para seguir manteniéndote actualizado?
Siempre he sido más partidario de métodos de enseñanza presenciales, pero es verdad que últimamente sigo otros métodos también, como formaciones online de pago o gratuitas como YouTube o Instagram.

3.- ¿Crees que el boom de tanta barbería es beneficioso para el sector de caballeros?
No lo sé. Pienso que al igual que en cualquier otro sector, la competencia hace que las peluquerías que llevan tiempo establecidas pierdan algunos clientes quizás atraídos por nuevos aires de cambio.

4.- Aunque los degradados son difíciles de realizar, ¿has constatado que muchos chavales jóvenes se lo cortan entre ellos y se hacen el pico atrás y experimentan con diversas formas y estilos atrevidos, aunque hechos de aquella manera?
Pienso que en la pandemia muchos jóvenes se compraron maquinillas para cortarse el pelo a sí mismos y a los amigos y ello les ha hecho perder el miedo y también el sentido del ridículo.

5.- ¿Cuánto contribuye a ello los diversos tutoriales que corren por internet?
Supongo que mucho. Sobre todo, porque el público más joven es más dinámico y atrevido. Esto es algo que nos guste o no, está ahí. Todos hoy día vemos y ojeamos YouTube y a veces puedes aprender cosas. ¡Claro que sí!

6.- No hace demasiado tiempo no se encontraban peluqueros de caballeros. ¿de dónde han salido tantos de golpe?
La peluquería masculina ha experimentado un auge en los últimos años apoyado también en la televisión, el deporte y la moda. Esto ha hecho crecer el nicho de mercado que antes no había. Por ello, es posible que más gente joven se sienta atraída por esta gran profesión.

7.- Reconociendo que muchos dominan la máquina eléctrica muy bien, ¿qué ocurrirá cuando se pase esta moda y vuelvan los estilos más largos y desenfadados en los que se tiene que trabajar y texturizar el cabello incluso con la navaja? ¿crees que estarán preparados para ello?
En el mundo laboral no puedes ni debes quedarte atrás. Todo profesional tiene que saber adaptarse a cada momento. Es difícil, puesto que… si te encasillas en un grupo o sector determinado, cambiar de registro es complicado, pero para eso está nuestro ingenio y saber hacer.

8.- ¿Por qué en un tema reivindicativo tan importante para nosotros como es el I.V.A, hay tan poco apoyo de los peluqueros en las manifestaciones que se están llevando a cabo?
Está para mí es una pregunta difícil de responder. A mí modo de ver hay varios factores que pueden influir, por ejemplo: falta de información sobre la convocatoria, la creencia de "porque yo vaya, no se va a solucionar el problema", también el egoísmo personal y por supuesto la falta de unión al colectivo de peluquería.

9.- Si estuviese en tu mano ¿Qué es lo que intentarías conseguir para beneficiar a la profesión de una forma general?
Que la titularidad de la peluquería recayera en un peluquero o peluquera con sus estudios y no en un empresario. También veo muy importante crear una conexión entre clientes y trabajadores. No hace falta que sean amigos, pero sí que cuando una persona visita nuestro salón se sienta respetado y de alguna manera querido. Debemos querer a nuestros clientes porque son el 99,9% de nuestro trabajo.

10.- ¿Qué te gusta hacer más? ¿señoras o caballeros?
Al igual que no me gusta más la carne que el pescado, en la peluquería disfruto de los dos campos tan diferentes. Cada uno tiene sus características. La peluquería de caballeros es más ágil, pero tiene creo yo algo menos de abanico de posibilidades, algo que es obvio por ser el pelo más corto en general. Sin embargo, la peluquería de mujeres te permite muchas más opciones y eso me gusta. No puedo decantarme por ninguna de las dos opciones porque al ser una peluquería unisex las dos se complementan.

11.- ¿Cuál es lo que más te gusta hacer en general de la peluquería?
Lo que más me gusta de la peluquería es el corte y el color. También creo que los clientes es lo que más valoran de nuestros servicios, pero en el caso de la peluquería de mujer y en una cierta edad el peinado o acabado adquiere una importancia muy determinante.

12.- Dime algo que te gustaría mucho hacer en la peluquería, pero que no puedes hacerlo.
En general en la peluquería trato de hacer todo lo que me gusta y lo intento llevar a cabo. Si hay algo que no pueda o no sepa hacer, delego en mi equipo qué son unos verdaderos profesionales. Creo en la base de tener un buen equipo con mucha motivación y con un buen ambiente de trabajo.

13.- Si pudieses retroceder en el tiempo ¿qué cambiarias de tu vida con respecto a lo que has hecho o haces en esta profesión?
En principio no cambiaría nada. Supongo que intentaría mejorar como profesional haciendo cursos con otros profesionales e intentar aprender de ellos, pero es difícil compaginar la vida familiar con la profesional. La familia siempre ha estado ahí y también se merecen su tiempo.

14.- Sé, que en un determinado momento te quedaste con el negocio que tenía tu madre y tu tía ¿Cómo afrontaste aquella nueva etapa?
Yo llevó unos veinte cinco años en la misma peluquería y mucha clientela lógicamente ya te conocía y eso era muy positivo, porque no es lo mismo que empezar de cero en un sitio nuevo. Yo aposté por mis compañeras y me quedé con ellas pues entiendo que eso tenía mucho valor y era una continuidad. No cambiaba nada, mismo local, mismo teléfono, mismo nombre etc. Era otra etapa y lógicamente yo puse mi toque. Ellas se jubilaron y los clientes tenían dos opciones. O se quedaban con nosotros que ya nos conocían o se marchaban. Mi madre se jubiló con 70 años y mi tía con 68. Sabes que la gente fluctúa, pero el ochenta y tantos por ciento se quedaron, y otros vinieron nuevos. Mi madre y mi tía están muy contentas de que sigamos allí.

15.- Cuéntame alguna experiencia que te haya pasado en la peluquería y que no olvidas.
Es una anécdota graciosa. Estaba peinando a una clienta y la mujer perdió el conocimiento por una bajada de potasio. Llamamos al 112 y vino una ambulancia y se la llevaron. A las dos semanas la clienta acudió de nuevo y se volvió a desmayar, nuevamente llamamos al 112 y nos enviaron una ambulancia donde casualmente iba el mismo de la vez anterior y nos dijo "bueno, la próxima vez no dejen entrar a Antonia, que ya sabéis lo que pasa, me tendréis que llamar de nuevo"

16.- ¿Quieres añadir algo a esta entrevista que no te haya preguntado?
Darte las gracias por la entrevista y deseo a todos los profesionales de la peluquería, sobre todo a los de ASEIMPEVA, tener todos mucho trabajo y que nos restituyan el IVA que nos corresponde por ser éste un trabajo esencial. ¡No lo olvidéis!
También agradecer a mi madre Mari Ángeles y a mi tía Ángela haber estado tantos años juntos en el mismo barco. Sin ellas no estaría hoy donde estoy. Les debo mucho.

Muchas gracias Alberto por tu tiempo