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image 01/06/2013
Entrevista a Rafael Pacheco

Rafael Pacheco es uno de los grandes profesionales de la peluquería vallisoletana, y aunque Él no es nacido en Valladolid… ya casi es como si lo fuera pues lleva treinta y tres años con su salón, durante los cuales siempre ha llevado a lo más alto la categoría profesional de nuestro oficio con la máxima dignidad y respeto. Además me consta que aparte de ser un excelente profesional también sabe ser empresario. Esto es algo en lo cual todavía fallamos la mayoría de los que tenemos salón propio y que es pieza fundamental para el buen desarrollo del negocio.

1.- Rafael, ¿Cuáles son tus origines. Cómo y porqué eres peluquero?.
Yo vengo de una familia de peluqueros, mi padre y mi madre eran peluqueros, mi padre además era peluquero de caballeros desde el principio. Por tanto la base de la peluquería en mí es completamente natural, quiero decir que aprendí desde el lavabo. Con 15 años, un verano mi padre me dijo: - Venga, si quieres ser peluquero, prueba y si no, tienes que seguir estudiando. Yo pensé que me iba a dedicar a la peluquería, pero mi padre me obligó a seguir estudiando, lo cual es algo que le agradezco. Así que esto es… de padre y madre; increíble, sí.

2.- Las peluquerías unixex son una realidad, pero tú no has entrado en ese juego, ¿por qué?.
Yo siempre, he pensado que una mujer que se siente incómoda en una peluquería donde hay caballeros, es una mujer que puedes perder. Yo por eso siempre he respetado mucho la peluquería de caballeros, creo que “zapatero a tus zapatos”. El peluquero de caballeros se siente mucho mejor atendiendo caballeros solamente, que cuando hay una mujer delante. Pues a nosotros nos pasa exactamente igual. Luego puede haber peluquerías unisex de cierto estilo; estilos muy liberales… no es el estilo de mi peluquería, ¡no! Yo hago una peluquería de tipo más mediterránea, más lógica y entonces aquí yo nunca he visto que fuese oportuno tener caballeros; hombre, tenemos algún amigo, novio, algún marido, algún hijo… Siempre tenemos a alguien de compromiso y no pasa nada. Pero esa es mi filosofía entre las peluquerías de caballeros y señoras, o también puede ser el entrar por la misma puerta y separarlos dentro. Yo pienso que una mujer con unas mechas en la cabeza, con unos papeles de plata, unos algodones o cualquier otra cosa, se siente incómoda delante de un hombre que le este mirando, y por muy discreto que sea esta ahí al lado. O el hombre incluso se puede sentir incomodo si te comenta… ¿cómo me quedarían aquí unas mechitas?, y una mujer al lado que lo mira como diciendo: - Mira, el tío este que ahora pide unas mechitas-, y no pasa nada pero… yo creo que hay un cierto grado de incomodidad.
Ahí me refiero a esa gran oportunidad; cuando te decides a montar algo hay que valorar y estudiar cómo, por qué, y de qué manera quieres que sean las cosas. En la zona donde estamos situados, por suerte me rodean numerosos centros de peluquería y estética…digo por suerte porque el día de mañana seguir estando donde estamos significará que algo estamos haciendo bien (entre risas). Me propusieron acudir a Madrid a conocer una gran firma SECRETOS DEL AGUA; sus productos eran fascinantes, tanto como, su espectacular filosofía. Una filosofía basada en resultados no solo visuales sino también reales, salud capilar y de la piel. Ayudar en la medida de lo posible a que en algún aspecto, la vida de alguien mejore a través de nuestro asesoramiento. Nos preocupamos por las carencias que nuestros clientes/as nos demandan. Muchos valores que en mi humilde opinión hoy en día no están presentes en la sociedad y mucho menos en las relaciones comerciales.

3.- ¿El hecho de tener una categoría profesional alta, quizás implica que tus clientas sean más difíciles?.
Esta pregunta es muy buena, sí señor. Mira yo creo que tener una cierta categoría alta… a mí me parece que todos hacemos la misma peluquería. Lo que pasa es que tal vez algunos hemos enfocado desde el principio un tipo de calidad; en productos, en terminaciones… y eso puede hacer que puedas cobrar algo más. Por lo tanto tú luego vas seleccionando, y después son ellas las que te seleccionan a ti. Yo creo que en la peluquería, hay calidad en cualquier barrio, y en cualquier peluquería y eso hay que tenerlo en cuenta; lo que pasa es que luego tú haces tus montajes, pones tus precios, das una calidad día a día, eres constante en ello, eso es muy importante porque la calidad es constancia, no bajar nunca el grado de calidad. Eso me parece importante y con eso son las clientas las que te eligen a ti.

4.- Sé que has cambiado tu plan de trabajo y has reducido tu tiempo en la peluquería. Cuéntanos algo de ello.
Eso fue hace 3 años. Estuve 4 años viniendo a trabajar jueves, viernes y sábados nada más, pero teníamos un trabajo inmenso y podía traer a las clientas cuando yo quería, pero bueno, eso ya se terminó. Tres años atrás, antes de zapatero, vi venir la crisis y dije: -¡Hay que estar ahí! Y llevo 3 años viniendo todos los días.

5.- ¿Es verdad eso de que la mujer es más infiel al peluquero que el hombre?.
Puede ser, pero porque yo creo que el hombre es más de costumbres. Incluso hay una pregunta que tengo prohibida a mis colaboradores y es esta, que nunca jamás le hagas a la clienta la pregunta de “¿Qué va a ser, como siempre?” Porque eso no incentiva al cambio, no incentiva a que haya evolución, porque si la clienta es cómoda dirá “házmelo como siempre”, digamos que yo hice un paralelo de esa pregunta aplicada mas a la peluquería de caballeros. “Buenos días ¿Cómo siempre?” y el hombre dice ¡vale!, pues como siempre. El hombre no se atreve, pues es menos osado.

6.- Cuéntanos alguna experiencia interesante para los peluqueros.
Pues mira referente a esto, te voy a contar una que siempre contaba mi padre. Él siempre me decía que fue una vez a cortarse el pelo a Madrid y era en esa época en la que la peluquería de caballeros estaba en su máximo esplendor. Tenían chicas para la manicura etc., esto te estoy hablando sobre los años… cincuenta. Bien pues después vino una decadencia en la peluquería de caballeros otra vez; y ¿Por qué? Y mi padre siempre decía que era porque los barberos, que así se les llamaba entonces, empezaron con la preguntita de: Como se lo corto ¿como siempre? Y fíjate lo mecanizado que estaban, que mi padre le dijo “házmelo como tú quieras” y el barbero antes de empezar a cortarle el pelo le dijo “el señor desea la prensa o conversación”, era algo muy mecanizado y en vez de hablar de su pelo, o de que se le podía hacer…pues hablamos de futbol… y si no, le daba la prensa.

7.- ¿Qué es lo que tú nunca harías en la peluquería?.
Yo en general soy muy abierto, a pesar de que mi peluquería es más de aire tradicional, pero tal vez me cuesta mucho entrar por este tipo de peluquerías que van paralelas con por ejemplo rastas, rapados excepcionales… soy más partidario de trabajar de otra forma con el pelo y no con otras cosas.

8.- ¿Las mujeres te han confesado algún secreto que solo has sabido tú?.
Yo creo que sí. Es más, creo que somos un poco como aquellos camareros de los club, aquellos americanos de la época de los años cincuenta a los cuales los clientes les contaban todas sus penas. Y… sí, a veces te cuentan, pero lo que si hay que hacer es saber no preguntar. Es muy importante saber no preguntar, porque preguntar es de ser chismoso. Entonces por eso yo, simplemente solo escucho.

9.- ¿Es difícil crear un equipo que te entienda y te comprenda?.
Bueno, sí, es difícil pues tiene que ser gente que esté dispuesta a querer aprender, a querer renovarse y por eso yo creo que siempre hay que escoger. Como puedes imaginar por mi han pasado cientos de personas y no todas se han quedado, y por eso escogemos. Ten en cuenta que no somos una escuela por tanto, como pagamos, escogemos.

10.- ¿Por qué en general a los peluqueros nos da miedo cobrar por nuestro trabajo?.
Creo que por la competencia que siempre hay a nuestro alrededor y porque pensamos, que tenemos que mejorar siempre, y decimos: tengo que seguir mejorando… por lo menos yo soy así. Aprendí de mi padre que hay que valorarse y si tú no te valoras, no te valora nadie. Si tú te das valor, puedes cobrar y no hay que tener miedo a cobrar, porque la valoración está en el modo en que tú lo haces y en la clase con que tú lo haces. Realmente la lucha que traemos últimamente de precios bajos es terrible y pienso que es mejor que se dediquen a otra cosa si no tienen valor para cobrar su trabajo. También hay mucha gente que no tiene fe en sí mismo, ese es el problema. Hay que tener fe en que lo que tú haces está bien hecho, pero también para eso hay que salir, viajar y hay que ver y compararse con otros. Muchas veces cuando he vuelto de Paris y sobre todo en estos últimos años. ..Porque hace treinta o cuarenta años, cuando volvía a España decía “estamos atrasados” y hoy veo que el nivel de peluquería que tenemos es tan bueno que el mejor nivel de peluquería de Inglaterra, Francia o donde sea. Por eso hay que valorarse. He visto en Paris, a gente cobrar por un corte de pelo 150 euros, y no quiero parecer un imbécil, pero no cortaba el pelo mucho mejor que yo, o que tú o cualquier otro.

11.- ¿Qué te gustaría hacer en la peluquería, y que ya no puedes o no quieres?.
Puf… tengo tanta vitalidad, que sería capaz de renovar la peluquería desde la base e incluso hasta para irme de este país a otro, lo que pasa es que ya son muchos años … sí, y la verdad, la fuerza de los 40 años no es la misma que la mía de ahora, claro.

12.- ¿Quieres añadir algo a esta entrevista que te gustaría decir y no te haya preguntado?.
Bueno…me gustaría sobre todo y además me hace ilusión y me voy a referir a la integración que hemos tenido de caballeros y señoras en la asociación. Me gustaría que hubiera una unión, pero una unión desprendida para trabajar conjuntamente. Eso sí me gustaría, porque creo que al estar unidos podemos hacer fuerza, y además emplear los sistemas virtuales que tenemos también y podemos sacarle mucho partido a eso. Y que nadie se siente en un pedestal; o sea trabajar desde abajo y si alguien se sube al estrado a trabajar que lo haga con toda la humildad, eso sería lo estupendo.

Muchas gracias Rafael.

Muy bien Mario, gracias a ti.






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